Ayer, 15 de noviembre, celebramos en el cole la fiesta del otoño. Los "peques" llegaron ilusionados con los frutos secos y los carnosos que les tocaron llevar. Nada más acabar la "asamblea extraordinaria", comenzaron a colorear sus caretas para que les diera tiempo a finalizarlas al acabar la jornada. Se trataba de una avellana americana que luego hubo que recortar y después picar los ojos. La seño añadió las gomillas y ¡listo! Un gran trabajo manual que dio fé de lo mayores que se han hecho ya... La seño de religión se prestó a ayudarnos en la preparación de la mesa principal y en el reparto, llegado el gran momento esperado: ¡El desayuno! ¡Muchas gracias, seño! Muchas gracias, papás! Teníamos muchas ganas de empezar y nos resultó todo riquísimo. Apenas si queda ya un restillo de algo. Todo un éxito.
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